Mas alla de la negra noche parte 1

Recuerdo aun aquel día de mi primera muerte. Era un apacible día de invierno del año 1489.Ese día se respiraba un clima seco, brumoso, y frio como la mano descarnada de un horrible cadáver.
Ya pasaba del mediodía, y aun seguía pensando en esa blancuzca sustancia conocida como nieve. Me imaginaba que atroz seria el ser sepultado bajo una inmensa montaña de fría e inhumana agua congelada. Fuera de mi cabaña se paseaban, de forma cínica y acechante los demás habitantes del poblado. Francamente, admiraba la ingenuidad con que lo hacian, caminando de aquí para alla, de allá para aca, balanceandose, como una estúpida colonia de infernales hormigas rojas. Y los admiraba por que su vida transcurría en el mas monótono vaivén, hacían y deshacian, hilaban y deshilaban su pequeño cordón plateado, sin esperar con intranquilidad alguna la atroz guadaña que romperia, finalmente, aquel hilo para no volver a ser enrollado nunca mas.
Sin embargo, yo permanecía recluido, en las sombrías penumbras de mi pequeño palacio forjado a base de madera y caña. Y lo hacia con razón de sobra, aunque ahora que lo pienso, lo hacia de una forma meramente ineficaz.
En las noches, durante el horrible periodo de oscura vigilia, me sentía invadido por una horrenda y profunda oscuridad, a veces mas negra y penetrante que el mas recóndito pozo del tartaro.A veces las tinieblas surgían en forma rapida,casi sin darme cuenta. Transcurría un solo instante y la negrura me invadía de pies a cabeza. Otras veces, la mayoría, por cierto, ocurría en forma sutilmente lenta. Entraba y arrasaba como un negro mar de brea, de espantosos tiempos mezosoicos.Lo único que podía hacer, o mejor dicho, que me atrevía a hacer, era cerrar los ojos y esperar que las malignas tinieblas desaparecieran.
Cuando por milagro o penitencia, aun no lo se, conseguía conciliar el sueño esa espantosa imagen onírica surgía de pronto, tratare de describir esta sensación, aunque el lento pasar de los años haya ido menguado mi agudeza mental. Siempre me encontraba solo, en medio de cualquier acción ordinaria, a veces dentro o fuera de casa cuando , de pronto veía surgir un horrendo y deforme monstruo informe de un cercano pozo. Esta abominación me dejaba estupefacto, no solo por su apariencia, que considero no necesario describir su horrible aspecto; sino que, lo que me dejaba completamente paralizado era una asquerosa sensación de familiaridad. Esta cosa, por llamarlo ahora de esta forma, intentaba entrar en contacto conmigo. Al principio solo se percataba de mi huidiza presencia, sin embargo su crueldad fue en aumento. Posteriormente me percataba de que aquella hinchada cosa me veía con una escalofriante mirada. Lo horrendo no era la mirada, o la cosa en si, sino la ligera sensación de humanidad e inteligencia de la cosa.
El ultimo encuentro con aquello, sucedió ese aborrecible día. El maldito clavo sus malvados ojos en mí y, en forma pesada, como un asqueroso reptil, logro plantarse frente a mi, e introducirse por mi boca, consiguiendo desaparecer convirtiéndose en un majestuoso humo color negro azulado. Enseguida desperté en medio de un autentico mar de sudor, y con una multitud de alaridos apenas reconocibles como humanos.
Me levante, vi las carcomidas tablas de mi recinto, todas en su lugar, incluso aquella con la forma de ella, seguida de otra con forma de ratón con orejas rechonchas. Pensaba en mi interior…… ¿acaso tendrá que ver la cosa de mis fantásticas pesadillas alguna relación con las palabras de aquel ser innombrable? CONTINUARA
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